RÍETE DE MÍ
Reseña sobre la colección Oh, Blanca Navidad... de David Sedaris, publicada en la Revista Arcadia (2006)
Hay temas de los que uno no se debería reír. Minusválidos, cuadrapléjicos, enfermos terminales de cáncer, ancianos... son personas que no deberían ser motivo de burla. Pero en Oh, Blanca Navidad…, el cuarto libro traducido al español (junto con Cíclopes, Mi vida en Rose y Un Vestido de Domingo) del norteamericano de origen griego David Sedaris, reírse de ellos, y de nosotros, es inevitable.
Influenciado por el periodismo gonzo, donde el periodista es protagonista de su historia, Sedaris narra en el primer relato del libro su experiencia navideña al trabajar como elfo en un centro comercial. El relato, llamado “Crónicas desde Santaland”, que lo hizo famoso en 1992 cuando lo leyó en el programa de la mañana de la National Public Radio, es una suerte de mezcla entre stand-up comedy y diario personal que recrea la estructura fragmentaria de las narraciones de Kurt Vonnegut, con un humor ácido que va más allá del chiste y te hace pensar en lo absurdo de la vida cotidiana. Humor de auto-desaprobación, con el tono de contarlo todo: “Soy un hombre de treinta y tres años tratando de conseguir un puesto de elfo […] Pero lo peor no es solicitarlo, sino la posibilidad, absolutamente real, de no conseguirlo; de que ni siquiera pueda acceder a un puesto de elfo. Es entonces cuando tienes claro que tu vida es un fracaso absoluto.”
Las narraciones de Sedaris están diseñadas para leerse en público. Ha estado en el escenario del show de David Letterman leyendo sus textos y haciendo reír a la audiencia a carcajadas; y aunque admita que odia su voz, sus lecturas públicas cada vez son más populares en Estados Unidos. Su libro Un Vestido de Domingo (Mondadori, 2005) llegó a ser número uno en la lista de los más vendidos publicada por el New York Times, y actualmente es colaborador habitual de las revistas Esquire y The New Yorker.
Sedaris sabe dónde está su fuerza como escritor, y no se conforma con las texturas tradicionales: algunos de sus relatos son narraciones en formato de carta, transcripciones de seminarios o textos con palabras tachadas. En Oh, Blanca Navidad… hay dos relatos de este tipo: “Con nuestros mejores deseos”, uno de los más surrealistas, está en formato de felicitación navideña. La narradora describe a Khe Sahn, hija que tuvo su esposo con otra mujer durante la guerra de Vietnam y que apareció en la puerta de su casa a los veintidós años con ropa de prostituta. El relato “Basado en una historia real” es narrado por un productor ejecutivo de televisión que trata de chantajear a un grupo religioso para que una mujer de su iglesia (una campesina sin conocimientos médicos) le revele cómo hizo para quitarse su propio riñón y transplantarlo a su hijo.
Y como todo un buen profesional en la sátira, también hay un ensayo/crítica/relato sobre las obras de teatro infantiles de navidad: “En el papel de María, Shannon Burke, de seis años, apenas consigue que nos creamos que es virgen. […] (y aunque el personaje de José) técnicamente hablando no fecundó a la virgen María, sí debería comportarse como si fuera capaz de hacerlo”. Y una historia con su hermana Lisa Sedaris, que ya había participado en su libro Cíclopes (al igual que su otra hermana, la ahora famosa escritora-actriz-comediante Amy Sedaris), sobre una experiencia en la que ambos rescatan de las manos de un proxeneta a una amiga prostituta de Lisa, y la invitan a comer a su casa en Navidad.
El libro finaliza con un relato exagerado, una ficción sobre esas familias que compiten entre ellas para ser “mejores”, hasta llegar al absurdo de donarle a la gente necesitada órganos y partes de su cuerpo porque “Navidad significa dar”.
Y eso es lo que obtendrás de David Sedaris: relatos absurdos y divertidos, personajes honestos y extravagantes, y la sensación de no estar leyendo un libro de cuentos, sino viendo a un amigo que te cuenta historias de su vida, y no le importa que te rías con él… o de él.
[Texto: Hernán Ortiz]