Little Boy Blue

No todo es inteligencia. Hay niños brillantes que se desvían del camino. Los papás se rinden y los niños terminan encerrados en casas de acogida, escuelas militares o reformatorios. La historia de Alex Hammond (niño de once años, lector de novelas de aventuras y westerns, “con una cabeza demasiado grande para su cuerpo y unos ojos demasiado grandes para su cabeza”) ocurre en Los Ángeles, en medio de la Gran Depresión. Sus padres se separan, el papá desempleado no tiene cómo mantenerlo y lo deja en instituciones autoritarias que le dan órdenes a Alex que él considera injustas.

Con una narración honesta, frases directas y una creciente sensación de desesperanza, el escritor y actor Edward Bunker cuenta una historia inspirada en su propia vida como joven criminal. La novela va desde que Alex era un niño rebelde y problemático con cierto grado de ingenuidad, hasta que la falta de amor y hogar lo arrastran a un mundo oscuro donde solo sobrevive el más fuerte. Alex sale del reformatorio para robar tiendas, atracar a mano armada y traficar con droga, y entra a la cárcel de menores para pelear con otros convictos hasta quedar “vacío de fuerzas y de sentimientos, como una esponja estrujada, completamente seca”.

Little Boy Blue es una novela con muchas virtudes -narración ágil, descripciones precisas, diálogos crudos- pero llega un punto en el que la historia es víctima de su propia estructura. Con Alex saliendo y entrando de instituciones, con tantos personajes en escena y tantas situaciones que se repiten, a veces sigues leyendo solo para saber qué más sigue: otra pelea, otro atraco, cruzar los dedos para que el personaje no se hunda más en el bajo mundo. Pero se hunde más. Y tú te hundes con él. Y en vez de anticipar escenas optimistas deseas que al niño le vaya menos peor. Que pueda vender heroína sin inyectársela. Que pueda robar sin disparar. No puedes esperar un mejor destino para él: la historia te lleva hacia la angustia, hacia el hastío. Es una historia desgarradora que cae en picado emocionalmente. Desde el inicio, hasta el final.

[Texto: Hernán Ortiz]